Esta soy yo

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Metropolitana, Chile
Licenciada en Historia y profesora de la misma disciplina. Vivo soñando, amando y recordando. Tengo dos metas en la vida: Viajar y encontrar la plenitud. Comencé este blog en 2011, como una "catarsis", hoy, es mucho más que eso. Enjoy!

lunes, 26 de enero de 2015

Chau, mi tesorito perruno

No había escrito, porque estaba aterrada.  Sí, como leen A-T-E-R-R-A-D-A.  Fueron semanas y semanas que caminé sobre un camino pedregoso que en ocasiones tenía llanuras lisas, pero yo sabía que de un momento a otro, podría tambalear. Un “sexto sentido” que le llaman.

Alguna vez les comentaba que cuando tengo pena y estoy abrumada, no puedo escribir y menos leer. Ambas cosas me fascina hacerlas, pero pareciera que lo que me tiene aproblemada consume todas mis dosis de energía y el escaso nivel de concentración que tengo.  No se para que tanto preámbulo, para decirles que tal como ya he expresado en otras redes sociales, mi pena y mis lágrimas, tienen un solo referente: mi perrita Mily.

No les diré que su partida era algo que no me esperaba, porque desde que cumplió 10, lo veía venir. Siempre se me hacía un nudo en el estómago, cuando me enteraba que perritos cercanos a su edad ya no estaban aquí o estaban muy viejecitos enfermándose  y odiaba con todo el corazón, cuando por casualidad me preguntaban su edad y yo les decía “14” y la respuesta siempre era “Aaaaah, le queda poco”. Un tiempo hasta llegué a mentir, porque la lola Mily, conservaba muy bien sus añitos.
En verdad, hasta el 22 de diciembre, era muuuuuuy activa. Saltaba, corría, hacia “maldades”, casi como una cachorrita. Sin embargo, después de su paseo de ese día, llegó mal y cojeaba. Se le paso con el correr de los días.

Su vida realmente cambió el 9 de enero. Ese puto día que hizo un puto calor. Andaba ida, tambaleaba y hasta se desvanecía. Yo ese día, pensé lo peor.  La tomamos, la subimos al auto y a las 2am, estábamos en urgencias con ella. El médico veterinario,  lo asoció a un shock de calor y le receto de por vida, vitamina E. Sí, definitivamente el viejazo, estaba haciendo su entrada gloriosa.

Estuvo días, así. Recién el miércoles 14, podríamos decir que volvió a ser la Mily loca. Pero yo no dejaba de sentir ese puto miedo de volver a verla así tan mal, como la vimos el viernes 9.  Y comencé con períodos de nauseas de puro miedo. Al desayuno y a la once, ya no comía pan, porque siempre no lo alcanzaba a terminar. Fue algo bien freak, pero mientras estaba callada masticando, mi cerebro comenzaba a maquinar historias horripilantes del terror, hacía arcadas y fin de la comida.
Mi mayor miedo, era tener que dejarla así, solita, la semana que estaremos fuera del país. Parte de mi, quería que la Mily estuviera hasta siempre conmigo, pero la parte realista sabía que eso no sería así. Era hora de comenzar a despedirse, aunque se me partiera el alma.

Estuvo una semana y un día, volviendo a ser como era ella. Pero el viernes todo cambió. A esta altura, los viernes para mi se habían convertido en una pesadilla. Yo estaba medio molesta, porque esta semana tendríamos visitas y yo no quería estar siendo cortés, mientras estaba al 50 % de energía.  Incluso le dije a mi mamá.  Ahora, después de que la tormenta explotó, agradezco de todo corazón, el camino preparado por Dios, para que ellos estén aquí acompañándonos.

Lo tomo como si fuese la Claudia, porque son sus papás los que tuvieron que consolarnos, cuando llegó el momento final. El viernes, como era habitual, salimos a pasear alrededor de las 21.00 horas y a 3 casas de la nuestra, ella se quiso devolver. Algo muy RARO, porque ella amaba salir. Yo le dije que camináramos un ratito más, accede y ¡se desmayó!  Fue horrible verla desmayarse, porque yo nunca había visto a alguien desmayarse.  Llegué corriendo con ella en brazos, pensando que estaba muerta gritando “mamá, mamá, ayuda!”. No perdió el conocimiento, pero yo sabía que ahora era el fin, el que hacía su entrada en gloria y majestad.

Desde ese momento, no paró de jadear. Estuvo toda la noche y todo el día sábado jadeando.  Nosotros lo asociamos a otro shock de calor. Y en verdad, tampoco quisimos llevarla al veterinario, porque sé que si hubiese sido así, la habrían sacrificado y eso si que no lo queríamos.  Yo había agarrado un miedo tremendo a quedarme sola con ella, por lo que cuando mi tía decidió ir a visitar a su hermana, yo también quise ir. No me llamen egoísta.  Todo ese rato, pensé lo peor.

Llegamos, tomamos once y la Mily seguía jadeando y andaba lentito.  Yo trataba de evadirme, viendo tele.  Incluso vi el show de Caroe en el festival de Olmué. Me reí a carcajadas, porque ese es mi mecanismo de defensa.  Justo después de terminar de reírme con un chiste de Caroe, pelando a los canales de tv, sentí 2 quejidos.  Era el fin.

Mi mamá comenzó a llorar, a desesperarse… y yo lo único que le decía era que cerrara el ciclo, que era lo más sano. Yo lo había hecho en la mañana, cuando la Mily con sus ojos de luna, me miró… y yo le tome su cabecita y le dije “Milita, no se preocupe por mi sufrimiento, yo la dejó partir”. Mi mamá llorando desesperada le decía “Gracias por todo mi perrita, fuiste mi mejor amiga en los días más tristes. Vete en paz.” Se convenció de decirle todo eso, mientras mi tía, le decía que se despidiera… que hacía lo había hecho Claudia con un perrito regalón que le duró un mes y medio. Yo también recuerdo lo último que le dije cuando agonizaba. Le dije “Mily, dale un beso al papito por mí, tu estas más cerca”. Ella con sus ojos idos, me miro asintiéndome. Fue el fin. Agonizó por media hora y murió en su canastito de mimbre que le compramos cuando era una beba. Tantos años y anécdotas con mi pequeña, para que todo terminara con dos quejidos.

Para nosotras, siempre la opción fue cremarla. Se lo escuché decir a una tía que una prima, eso había hecho con el perrito regalón que le duro 17 años.  Siempre fue la opción, pero nunca busque un lugar específico. Soy mejor actuando en el momento. Les juro que hasta yo misma me sorprendo de mi fortaleza.  Encontré una veterinaria que queda relativamente cerca de mi casa, que me la podía recibir a esas horas. A mí lo que más me aterraba siempre de ese momento, era tener que tomarla y llevarla. Menos mal que mi tío, estaba aquí.  Yo lloraba, pero con resignación.

En la consulta, llegamos y me sorprendió la empatía de los veterinarios en turno. Me abrazaron y sentí cobijo. Una cosita rica. Le pregunté si esa era la última vez y me dijo que no… que tendríamos todo el tiempo del mundo para despedirnos. 

Después de hacer los trámites de rigor, entramos a la consulta, y el veterinario practicante la tenía lista. Con taponcitos y sus ojos cerrados. Yo le agradecí. Y comenzamos el ritual. Yo amo los rituales, por lo que primero, le canté un par de canciones y una que le dedicaba el papá a ella.  Después le pedí perdón, por esos días que la dejamos sola, cuando vivimos en la casa de mi tío ( 1 mes y medio después de la muerte de mi papá). Y después le agradecí por todo, por sus locuras, por sus lamidos, por su compañía. Al final rezamos, tomé el celular y busque una oración cortita a Francisco de Asís y la becé. En su nariz de morita, en su colita, en su lomo, en sus orejitas.  Y fue el fin.

Llegamos a la casa a las 4am, tomamos un café descafeinado y nos fuimos a acostar. Como están de visita mis tíos, estamos durmiendo en mi pieza, por lo que aún no hemos enfrentado eso de dormir sin ella en la cama. Serán momentos difíciles, pero la vida es así.

Por esas casualidades, el viernes tomé una libreta donde tenía escrito parte de una canción de Drexler, que dice “Tu corazón va a sanar”.  Y mientras la Mily agonizaba, pasaba por mi mente otra parte de la canción que decía “Que morir, también es ley de vida”. Y es verdad, no es primera vez que paso por esto, que no puedo comparar dolores que ya he sentido antes, pero la Mily siempre fue mucho más que una mascota, fue mi hermana y mi amiga.Y ese sábado, como un presagio sonó en la radio “Morir al lado de mi amor” de Demis Roussos.  Sé que ahí comenzó la despedida.

Ayer domingo, fue un despertar diferente. Podría decir que hasta en paz, porque lo había pasado realmente mal en estos días.  Estoy triste, pero es una tristeza diferente a las que conocía. Y puede ser porque la Mily me dio la posibilidad de despedirse y  por primera vez experimenté lo que es ver apagarse la vida de un ser vivo. Es un momento especialmente potente.  Es cuatico, pero es bacan despedirse. Ni de papá ni de Claudia, tuve esa opción. Y ahora no podría decir que es mejor, porque me cargan las comparaciones. Todos los momentos los trato de vivir lo más lúcida posible no más.  
Sé que se vienen días complejos, quizás después que mis tíos se vayan… pero esta vez el destino ha sido benevolente y en estos primeros días, Dios mediante, conoceré un lugar nuevo… y eso siempre le hace bien al alma. Lo tomaremos como un viaje de doble sanación.

Discúlpenme por explayarme tanto a quienes llegaron hasta aquí, pero no quería olvidarme de esto. Lucho, día a día, contra el olvido.

¡Cariños!


lunes, 5 de enero de 2015

Las cartas del mundo virtual

Puede ser que por estar viviendo los primeros días de este nuevo año, ando medio nostálgica. El viernes, cargué  (redoble de tambores por favor) ¡al fin! un libro en el kindle que compré en octubre. Por el tema del desafío, había dejado bien de lado ocupar el e-readers y sinceramente, me gustó ene el formato. Y yo, era la presidenta del club "amo los libros del papel, los digitales son una herejía del siglo XXI", ya bueno, no tanto, pero algo así, jajajaja. 

Me imagino que si Ale pasa a leer/comentar esta entrada, adivinara en seguida que libro que ella misma recomendó en su blog y que me tiene en añoranzas de recibir correos y volver a chatear como antes, jajajaja.  Resulta que voy en la mitad de "Love, Rosie" y lo amé.  Pero por sobre todo, me ha hecho recordar como fueron mis propios momentos en la "primera etapa", de la masiva comunicación a través de internet.

A mi me gustaba y aún me emociona el recibir un correo electrónico, a modo personal (los de "tipo laboral" los detestó un poco), pero siento que cada vez, recibo menos de ese tipo y sinceramente me entristece muchísimo. Siento que estamos en la etapa de moda de la mensajería instantánea y eso le quita mucho "romanticismo" al asunto, jajaja. Así que decidí que este año, enviaré muchos más correos. He dicho, caso cerrao'.

Otra cosa que he recordado leyendo el libro, han sido los diversos portales de chat que existían a comienzos de la década del 2000. Yo pasé por varios, pero debo reconocer que al que más me metía era al latinchat (¿existirá aún?)  y a los diversos chat que había en las páginas de las radios juveniles y tops del momento, jajajaja. 

En el latinchat, típico que me metía a las salas de mayores edades y casi siempre me hacía pasar por alguien de al menos, unos añitos mayor. Si, de chica me ha gustado relacionarme con hombres mayores, jajajaja. Lo expreso, porque alguien una vez creyó que yo buscaba un padre de reemplazo, después que perdí abruptamente al mío (Hola querido psicologo Pablo). Me acuerdo que después que uno chateaba por hooooooooooras con gente desconocida, si "enganchabas" con la supuesta personalidad de la persona en cuestión, pasabas a la siguiente etapa: MSN Messenger. 

A mi me dolió el fin de MSN. Tantos recuerdos, tantas alegrías y tantas penas que expresé mediante mi clásica letra verde en cursiva. A veces, hasta recuerdo que una vez intente ponerme de nickname "Soy la presidenta del mundo" (tenía 14 años, jajaja) y MSN me bloqueó la sesión por algunas horas, jajajajaja. O la vez que decidí ponerme de nick "Lemon Gris", cuando todo el mundo sabe que yo odio el limón y gris porque era el color favorito de alguien. O cuando se puso de moda, esto de "copuchar" la canción que estaban escuchando tus amigos reales y virtuales. O la vez, que con el pololo de turno de los 15, nos propusimos llegar a los mil KB, en el archivo que guardaba nuestras conversaciones. Ni siquiera les cuento todas las horas al día que chateabamos para lograr la estúpida meta. O por último, cuando además del nickname, uno podía poner una frase extra: la mía siempre fue "Todo es cuestión de actitud". Y me dio muchisima lata, cuando años después la Cecilia Bolocco, utilizó MI FRASE, es el spot publicitario de una tienda de retail, jajajaja. 

Y tratando de dar un cierre a esta nostálgica entrada, jajaja... ¿Ustedes tienen algún correo electrónico que revisen de vez en cuando? Yo tengo 3 favoritos:

1- El último que me envío mi prima Claudia, alrededor de una semana antes de que muriera. Es bacan leer ese e-mail, porque es una síntesis de todo lo vivido en las últimas vacaciones que disfrutamos con ella. Y la frase final, me mata. Es tan una despedida. Como si en el fondo supiera que pronto partiría (no, no estaba enferma).

2- Un correo electrónico que me envío mi papá en julio del 2010 y me pide que le avise a mi mamá que llevara pollo apanado para la cena. Es tan cotidiano, que lo amo con locura. 

3- Uno que recibí de parte de P. en enero del 2011 y finaliza con un "Que tengas unas lindas vacaciones y cualquier cosa no dudes en escribirme". Hace ene tiempo que no lo releo, pero se que en su momento, me saco infinitas alegrías y solo por ello lo conservo.

Ya, ahora sinceramente... ¿Seré una "cachurera digital" (además de la vida real, ups) guardando estos recuerdos electrónicos?

Me siento tan reflejada en esta imagen <3 


¡¡Abrazos!! (También amo sus e-mails!)
P.s.: Enhorabuena, les comento que esta es la entrada nùmero 100 de este humilde blog. Gracias infinitas a ustedes por pasar por aquí :D.