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Metropolitana, Chile
Licenciada en Historia y profesora de la misma disciplina. Vivo soñando, amando y recordando. Tengo dos metas en la vida: Viajar y encontrar la plenitud. Comencé este blog en 2011, como una "catarsis", hoy, es mucho más que eso. Enjoy!

jueves, 21 de septiembre de 2017

¿Querré yo vivir el "romance del siglo"?

La semana pasada, vi una película que dirigió Madonna. No tenía idea que la había dirigido ella y no me hubiese enterado, a menos que no la hubiese visto aparecer en los créditos finales. Ahí me pregunté. ¿Será la misma Madonna? ¿Like a virgin y blá blá blá? Y bueno, sí, era la misma Madonna. La película se llama “El romance del siglo” y siento que no la pude ver en mejor momento.
Saben que no soy buena reseñando pelis, pero en Netflix, antes de verla, yo leí lo siguiente:
“Una joven ama de casa de los noventa ansía tener un romance tan intenso como el de la célebre divorciada Wallis Simpson, pero la historia la lleva en otra dirección”. Viendo la película, hay varias cosas que me gustaría destacar. Los pondré a modo de "clic"

La pareja de inicios de siglo

La pareja de fines de siglo


Primer clic:
Estudié Historia y como tal, acumulo una cantidad de datos en mi cabeza que yo creo que jamás volveré a ocupar, pero algo que no manejo, o cacho relativamente poco, es sobre la historia de la monarquía, onda los comidillos. Así que nope, no tenía idea que el tío de la Reina Isabel, había abdicado por amor, ya que se enamoró de una mujer casada 2 veces antes que él. ¡Así que lo de Diana no era uno de los primeros “escándalos”O!

Segundo clic.
La historia se basa en dos escenarios temporales y físicos: La década del 30 y del 90 y entre Nueva York, Inglaterra-Francia. Creo que estos últimos paisajes, sobre todo en Cannes, Costa Azul y millones más, confirmaron mi anhelo de pisar pronto esos lugares.

Tercer clic:
La mujer de los años noventa, está realmente obsesionada con la figura de Wallis Simpsons. Su madre y su abuela, le pusieron su nombre en honor a ella. Así que digamos que ya venía “marcada”. Pero en serio, muchas veces me sentí demasiado representada, porque es como la misma admiración que yo llego a sentir por la Simone de Beauvoir y más especialmente, por su relación con Sartre.

Cuarto clic:
Hace unas semanas, me acordé de P. o sea, siempre anda obnubilando por ahí, pero el viernes ante-pasado, me puse a conversar con una amiga de él y bam bapa bum, lo sentí. Ese mismo día, llegué a la casa post-pega (estoy trabajando al fin, pero ese será tema para otro post). Me metí a IG y en una cuenta dedicaban una imagen y reseña a la feminista Kate Millet. Y una de sus frases más conocidas fue un puñal. Ella solía señalar que “El amor ha sido el opio de las mujeres”. Yo siento que ya había expresado algo similar, antes Simone, en el capítulo que le dedica a “La enamorada”, en “El segundo sexo”.
Y si po, no es que amar sea malo. El problema es cuando no ha sido entre dos seres que se les permite desenvolverse en las mismas condiciones.

Quinto clic:
En una escena, había un personaje que le decía a la mujer de los ’90, que dejara de creer en los cuentos de hadas. Y sí, yo me enamoré aún más de este tipo en cuestión, cuando supe de la relación entre Sartre-Beauvoir y entre Arendt-Heidegger. Y no po, ahora puedo verlo más claro, aunque no por ello, es menos doloroso/frustrante. Esto es la realidad, y yo simplemente soy Aída y el simplemente es P. Además, tal vez, nunca hubiese tenido ni la más mínima intención de participar en el “juego”.
Demasiado adolescente todo, lo sé. Pero me aferré tantos años a eso, que en serio, me cuesta soltarlo. Mi amiga en cuestión, lo ha visto de manera más personal (já, hasta ebrio) y sé que lo que me dice de él (onda que ni siquiera intenté retomar un contacto con el personaje en cuestión) lo dice desde la vereda de la protección. Pero, por otro lado, ese mismo día le señalé que necesitaba cerrar el ciclo, verlo, vernos.
¿Qué quiero con eso? ¿Subir mis expectativas hasta las nubes y defraudarme una vez más? Amiga en cuestión me dijo que a ella no le costaría nada crear una reunión entre varios, donde estuviéramos ambos. Pero le dije que yo le avisaría cuando me sintiera preparada.
Tal vez, Aída, nunca lo estará. Quizás también mi destino deba dar un giro en este ámbito. Tal como la Wallis de fines del siglo XX.

¡Cariños!


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