Es bacan lo que ocurre cuando alguien que ya partió de nuestro lado, nos ha dejado recomendado muchas cosas que a el/ella le gustaban. En mi caso, mi papá, un físico matemático "loco", siempre trataba de inculcarme su amor por los números, cifras, logaritmos, funciones y si bien, nuestros gustos, eran un tanto disimiles, si compartíamos el gusto por la lectura. Además que Víctor, leía rapidísimo y yo como admiraba eso! En mi casa, por razones obvias, nunca se hablo en la sobre mesa de los domingos, sobre las cuestiones heroicas de O'higgins, Prat, Carrera (como si he oído que ocurría en muchos hogares), no, en esta casa, nosotros nos lamentabamos por la intromisión de la Iglesia en la muerte de Galileo Galilei y no había día que el papá no se acordara de que recien en la década de 90, el papa hubiese pedido "perdón" por su deceso. Así que yo, para "subsanar su dolor" le prometí a él, escribir la historia de Galileo y después de Newton, jajajajaja.
En ese contexto, así fue como un día llegó a la casa con un libro biográfico de su ídolo forever y no había día que no me preguntará si lo había leído ya, y bueno, mi respuesta siempre fue negativa, jajaja. Les juro que por más que intentaba no me llamaba la atención. Y ordenando mis libros en el verano, me encontré con dos de tres de sus recomendaciones "literarias". Por un lado, "Galileo Galilei: el hombre de la torre inclinada" (I. Cruz González, et.al) y un clásico para los amantes de los números, "El hombre que calculaba" de Malba Tahan. A este último, me referiré hoy.
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Pensar que sus manitos lo tomaron y hojearon <3 |
Este libro si que no recuerdo cuantas veces lo tuve en mis manos para empezar a leerlo. Recuerdo que la vez que le pregunté a Lictorio (de cariño le decía así) de que trataba me dijo: "De un hombre que contaba todo lo que veía a su alrededor". Jajajajaja, su reseña no me ayudó mucho poh, y fue un anti-incentivo para despojarme de mis prejuicios y abrirlo de una vez por todas. En el verano, lo tomé para llevarlo a las vacaciones y me tinco caleta que afuera dijera "romance", jajajaja... me metí a google a buscar alguna reseña y no me tincó... pero el "desafío de los 60" pudo más.
El libro básicamente es la historia contada a través del amigo de un hombre que tenía la capacidad de hacer de todo lo que vivía un problema matemático. Ambientado en Oriente (Persia, Arabia) y con una fuerte influencia en la religión musulmana, la narración va ligando tres aristas: la fe religiosa y su ligación con el desarrollo de las ciencias (para los cristianos-católicos esto es casi una alquimia medio imposible, cierto?) , la didáctica de las matemáticas y el amors.
En mi caso, que ciertamente olvidé casi todo lo que en el colegio me "enseñaron" en matemáticas, el libro fue muy ameno de leer. Habían problemas que me dejaban con la boca abierta - me imagino que para quien entiende la disciplina, esto debe ser un juego de niños, jajaja-. El primero que logro encantarme, fue uno de los que estaba en las primeras páginas y que procedo a citar:
El problema que debía resolver Beremís, era el siguiente: Tres hermanos deberían repartir una herencia de 35 camellos, el mayor debía obtener la mitad, el segundo la tercera parte y el más joven una novena del total. Al ser 35 un número impar, esto era lógicamente imposible. ¿Cómo lo soluciono el hombre que calculaba? Pues, él acepta solucionar el dilema, si solo sí, le dejan sumar el camello en el que viajaba por el desierto con su amigo (quien es el narrador).
"Y volviéndose al más viejo de los hermanos, así le habló:
- Debías recibir, amigo mío, la mitad de 35, o sea, 17 y medio. Recibirás en cambio la mitad de 36, o sea, 18. Nada tienes que reclamar, pues es bien claro que sales ganando con esta división.
Dirigiéndose al segundo hombre continuó:
- Tu, Hamed Namir, debías recibir un tercio de 35, o sea, 11 camellos y pico. Vas a recibir un tercio de 36, o sea, 12. No podrás protestar, porque también es evidente que ganas con el cambio.
Y dijo, por fin, al más joven:
- A ti, joven, Harim Namir, que según la voluntad de tu padre debías recibir una novena parte de 35, o sea, 3 camellos y parte de otro, te daré una novena parte de 36, es decir, 4, y tu ganancia será también evidente, por lo cual sólo resta agradecerme el resultado.
Luego continuó diciendo:
- Por esta ventajosa división que ha favorecido a todos vosotros, tocaran 18 camellos al primero, 12 al segundo y 4 al tercero, lo que da un resultado (18 +12+4) de 34 camellos. De los 36 camellos sobran, por lo tanto, dos. Uno pertenece a mi amigo el "bagdalí" y el otro me toca a mi, por derecho, y por haber resuelto a satisfacción de todos el difícil problema de la herencia" (Tahan: pp. 14-15)
Yo terminé de leerlo y quede así: =O. ¿Cómo?!!!! Todos salían ganando, incluso quien calculó. ¿Cómo?!!! Y bueno, a pie de página, da la respuesta, pero no viene al caso citarla, porque realmente mi cabeza no está preparada para entender-explicar cuestiones numéricas, jajajajaja. La cosa es que fue este problema- solución el que me dio el empujón que necesitaba para continuar leyendo. Si tan solo en el colegio, los problemas hubiesen sido así y no puras leseras irreales... en fin.
Otra cosa que me gustó, fueron muchas de las frases que utiliza la narración a la usanza musulmana y que invitan a la reflexión. Eso es lo más bacan de "Oriente", no? Hubo una especialmente que caló hondo en mi ser, jajajaja... hablaba sobre la felicidad y la i-rresponsabilidad de restregarla frente a otros que sufren... me venía como anillo al dedo poh, si yo sabía que no era la única loca amargada pensando aquello.
¿Cómo tanta maravilla? ¿Que no me gustó? El final. Fue tan inesperado, jajaja. Pero bueno, gajes que ocurren cuando las disciplinas se mezclan. El libro no busca ser una obra mega reconocida por el ambiente literario, pero sí acercar las odiadas matematicas al lector común y corriente y eso encuentro yo, es un tremendo logro.
¿Han leído algo fuera de vuestra "zona de confort literaria" que les ha sorprendido gratamente?
Abrazos!