Esta soy yo

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Metropolitana, Chile
Licenciada en Historia y profesora de la misma disciplina. Vivo soñando, amando y recordando. Tengo dos metas en la vida: Viajar y encontrar la plenitud. Comencé este blog en 2011, como una "catarsis", hoy, es mucho más que eso. Enjoy!

sábado, 14 de julio de 2018

Merlí Bergeron y los paripatéticos del siglo XXI

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Veo esta imagen y se me llenan los ojos de lágrimas. 

Ayayai... aviso desde esta primera línea que esta entrada está llena de SPOILERS. Así que si usted está viendo la serie o quiere verla y no quiere spoilers, deje de leer ahora mismo.

Anoche terminé de ver la serie catalana "Merlí". Comencé a verla el miércoles 23 de mayo. Desde el primer capítulo y a los 20 minutos de haberla comenzado, supe que esta serie si que me lograría conquistar absolutamente. Lo escribí ya, cuando les comenté "Outlander", yo no era muy fanática de las series y me cuesta entender la lógica de las maratones, más bien, me gusta disfrutar cada capítulo. Por ello, me demoré igual en terminar de verla, pero no pasó una semana sin que viera, al menos un capítulo. Por eso y mucho más, extrañaré esta serie que partí sabiendo que no harían más temporadas, así que de alguna forma, ya sabía que tendría un final, "para siempre".

Aquí un punteo con todo lo que me gustó y aprendí de la serie:

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Los peripatéticos del siglo XXI, en su esplendor. 

1. Que manera más linda y sabia de tratar la muerte, ya sea, con todas las que ocurrieron en las diferentes temporadas, o bien, cuando Merlí, les hacía cuestionar la muerte de manera teórica. Este es un temazo en mi vida, ya lo saben, pero fue lindo que Merlí, fuera super sincero al exponerles que la muerte es parte de la vida (algo que si bien es muy obvio, tendemos a esconder dicha certeza) y que no hay razón para disfrazarla con frases adornadas como "partió", "pasó a mejor vida", "se fue", etc, etc, etc.

2. Amé que tuviese adolescentes conflictivos y que no los dejara de lado por ello, si no, todo lo contrario, trató de saber que ocurría con cada uno, y lo mejor, se involucró con cada historia. Algo, que quién no es profesor, no sé si le resulte tan significativo, pero es desgastante. De hecho, en la tercera temporada, vemos como este profesor "cojonudo", en ciertos capítulos se cansó de utilizar la capa de superhéroe, pero nunca, logró zafarse completamente de la vida de ellos/ellas.

3. Algo que he visto se le ha criticado a la serie, es el excesivo uso de escenas de sexo y jajajá, esta es mi pregunta para los críticos: recordais, como eran ustedes a los 17/18 años? Es la época de desborde de hormonas pues. Y saben? Me encantó que el tema no solo se quedara en los adolescentes. Merlí, a sus 60 años, también era muy mujeriego. No lo critico, porque según mi modo de ver, fue sincero con Gina, al decirle que él no creía en la monogamia. Me sorprende lo que nos sigue impactando el tema de la infidelidad. ¡Deconstruyamos!

4. En la primera temporada, lo que me terminó de volver loca, fue el tema de la culpa. Sí, esa culpa cristiana que nos ha hecho tanto daño a los seres humanos.  Merlí no creía en Dios, pero tampoco era ateo. Ante ello, no dejó de incentivar entre sus estudiantes, el tema de dejar de lado la culpa, muy propia de la adolescencia, cuando además de las hormonas, abunda el período con matices "dramáticos".

5. El personaje que más me representó, de principio a fin, fue el de Tania Illa. Tania era una chiquilla hermosa (já como yo, si,claro) que era muy segura y extrovertida en lo público, pero muy insegura en lo íntimo. Era super enamoradiza y no lograba que se enamoraran de ella. Amé que trataran el tema de la apariencia, las dos veces que la trataron de gorda. Una cuando su mejor amigo Bruno, se lo dice a la cara y la otra, cuando Pol, dice a modo de mofa y a escondidas de ella, que "Tania quizás bajo 200 gramos el día que no cenó un pastel". El primer comentario, ocurrió en la primera temporada y el otro en la tercera. Y hubo un cambio de actitud. Pucha que me gustó la reacción del pastelazo. ¿Cuantas veces Aída no ha deseado hacer lo mismo?

6. Me gustó que en el capítulo final, después del desenlace de Merlí, nos mostraran a modo de epilogo, la vida de los chicos. Me gustó que Tania se haya quedado con Marc, porque Marc, de muchas formas fue su primer amor y amé que esa tensión adolescente, no haya desaparecido en lo más mínimo, si no, que se acrecentó, el poder de Tania.  Me recordó demasiado a la relación que mantuve con mi propio M., jajaja. Y sí, amé que Pol, asumiendo su bisexualidad, puesto que él "solo era Pol Rubio y punto" (ajajaja, cita textual) se haya quedado con Bruno.

7. Me gustó cómo trataron la reacción de Iván. Era obvio que él reaciconaria de manera muy pragmática y diría "se morirá" en el Hospital. Todos se quedaron en la vereda de la esperanza, pero él, tal vez, uno de los que más lo quería, tuvo que ser, el realista de la historia. Ni decir, lo mucho que me gustó que Merlí, haya cultivado una amistad con él, siendo tan distintos, en edades y actitudes. Nunca olvidaré sus escenas "peripatéticas" comiendo churros.

8. Yo sabía que Merlí moriría. Lo intuía hace un tiempo, pero terminé de confirmarlo, el jueves, cuando al buscar el nombre de uno de los actores de la serie en wikipedia, al lado del nombre de Merlí, Santi, Coralina y el padre de Joan, salía una cruz. No sabía de qué forma moriría, pero desde la primera vez que en el capítulo dice "me duele la cabeza", asumí que por ahí, iría su desenlace. Irónica muerte para alguien quien enseñó constantemente a pensar. 

9. Esta serie, me hizo recordar, lo mucho que me gustó la filosofía en su momento cuando leí "El mundo de Sofía" en Tercero Medio. En aquel curso, yo tuve un profe de filosofía, demasiado bacan. Lamentablemente, en cuarto medio, se fue del colegio. Siempre recordé a Manuel Betancourt, con un cariño especial. Sentía que me había enseñado a cuestionar y eso no se olvida jamás. El año 2013, cuando me encontraba, trabajando en la Bibliovega, una vez, me lo cruce en mi camino en la mismisma Vega. Me acuerdo que fui tan feliz. Le dije "Manueeeeel qué gusto". Obvio que él no se acordaba de mi, pero le recordé una frase que nos había dicho en algún momento que hizo un nexo significativo y me abrazó. Fue tan sincero su abrazo.

10. A mi me gusta más la Filosofía que la Historia. Es hora de "salir del closet" respecto a eso. No estudié lo primero, porque uno no decide bien a los dieciocho años, pero, la verdad fue, porque ya se veía venir eso de que la Filosofía era menos rentable que la Historia. De todas formas, siempre que pude, metí la Filosofía "a la fuerza" en mis trabajos y en mi propia tesis. Y si, también tengo un Diplomado en Filosofía, por el que no pagué ni un peso (me lo "regaló" la Universidad, por mis notas). Siempre que alguien lee mi curriculum y lo ve, me pregunta: "Y esto que fue?" y yo le digo "mi premio, por no haber dejado de lado a la madre de las humanidades y la sabiduría".

11. Me gustó que trataran diversos filósofos en Merlí, entre ellos a Hiparquía. Hannah Arendt, Heidegger, Hume, Kant, Shopenhauer, y no solo, se hayan quedado en los clásicos. Sin embargo, me faltó que una clase lo dedicarán a Sartre. Para mi, Sartre es esencial en el período existencialista de la adolescencia. Ahora bien, si, trataron el existencialismo, pero solo el alemán, yo quería la "moda", jajajaja. Aunque ahora que lo pienso, no puedo ser injusta, porque si dedicaron, un episodio a Camus y Kierkegaard. Ahí podrían haberlo enlazado. Habría sido chori, humilde opinión, aunque esto solo sea un "capricho" mío. 

12. Para mi Merlí, fue mucho más que una serie. Me acompañó en mi regreso a la casa, después de mi estadía laboral. Permitió que riera, cuestionara, pensara en otras cosas, llorara, me encariñara, etc. De hecho, así como planifiqué el día que la terminaría, también planeé, en cierta forma, el día que lo empecé. No fue casualidad empezarla un miércoles, mismo día que me toca hacer clases en el Preu. Dos semanas antes de partir viendo la serie, tuve un problema en el Preu, no con estudiantes, si con un colega y mis jefas, a quienes, hasta ese momento, yo estimaba mucho. Cuando en esas primeras escenas, veo como Merlí detesta la sala de profesores, me sentí muy identificada, muy acompañada. ¡No era yo el problema, era el maldito sistema, una vez más! Jajajaja.

13. Una vez me metí a Google, porque quería saber, cuando había empezado a emitirse la serie (Ya oh, si eso de la temporalidad de la Historia, igual me encanta). Y ahí apareció el libro. Lo vi y dije "tiene que ser mío". Y bueno, es mío. Lo compré ayer. Todo muy simbólico. No creo que lo lea pronto. Estara ahí, para cuando baje la nostalgia "merlinista".

14. Amé que el soundtrack de la serie, se haya basado un 80% en canciones de "La casa azul". Yo escuchaba ese grupo en 2007. Fue bacan que hayan regresado a mi vida, sus tonos alegres y sus letras sinceras.

Espero no se me haya quedado nada en el tintero, bueno, si no, podría haber una entrada "Merlí 2.0".
Abrazos, compañer@s peripatétic@s!

jueves, 5 de julio de 2018

Hace un año

Hace un año, fui por primera vez, a una entrevista para un trabajo nuevo.
Nunca olvidaré esa mañana de julio, en la que B. me llama y me dice "Aída, tanto tiempo, hay un puesto en mi pega, pagan tanto y es esto y esto otro". Me llene de ilusiones.
Días, después, me citó la que fue mi jefa directa por 8 meses. Y ahí estaba yo, cual Carmela, el jueves 06 de julio, en Ciudad Empresarial. No paro de reír al acordarme que casi me congelé esperando afuera del edificio, porque llegué una hora antes de la reunión-entrevista. Estamos hablando de las 7.30 am. Di una buena entrevista. Me acuerdo que quedé con el corazón llenito. Me mostré muy segura y de ahí, empezó un proceso de selección, que duró alrededor de 2 meses.

Y llegó el 01 de septiembre. Fue un viernes. Estaba helado. Y yo estaba tan feliz.
De pronto veo pasar un tipo con un poleron burdeo que llamó completamente mi atención y dije "Ese tipo se parece a Pato".
Pasé todo el día en reuniones. Después esperando que instalaran el computador y de ahí, que activaran mi correo institucional. No dejé de mirarlo, mientras pude.

Llegó la hora del almuerzo, me sentí incómoda unos segundos, porque para mi "mala suerte", justo quedé al frente de este tipo. Le digo "Ah, tú eres el que nuestra jefa me dijo que te debía preguntar algo". Y él, muy amablemente me responde: "Si, soy yo, pero ahora estoy almorzando".

Me caíste tan mal. Tiempo después fui descubriendo que ese era tú tipo de humor. Y que detrás de esa máscara, se escondía alguien que me supo integrar. Empezamos a compartir, a descubrir que teníamos el mismo tipo humor negro y en compañia de "todes", nos mostrábamos muy chispeantes, algo que nunca se reflejó en lo íntimo. Entre nosotros dos.

Unas cuantas veces, nos tocó estar solos: en el ascensor, en una reunión de pega entre ambos, caminando hasta el paradero, en el metro ebrios. Y siempre fue lo mismo. Imperaba el silencio. Y una incomodidad, gigante.

Creo que siempre mantuve la esperanza de que te mostraras igual como en los chats. Ese tipo cariñoso, ese que me hacía reír a carcajadas y el que me alentaba a hacer locuras con él. Sé que lo tuyo nunca fue el tacto y mucho menos la emocionalidad. Y yo puse mucho mis cartas en ti.

Han pasado dos meses y días, desde que me fui de aquel lugar. Y no hay día que no te he extrañado desde el "vientre". Es extraño, porque nunca, había experimentado algo así por alguien. Siento que mis pechos crecen y mis caderas se ensanchan, pensando en ti. Hemos hablado, "por chat", solo por temas de pega, porque yo soy una pava y no me atrevo a más.

La verdad es que tampoco digamos que las cosas juegan a mi favor. Tengo que ser realista. De esta jugada del destino, tengo que aprender que hay tiempos que tengo que respetar y decisiones que no van a depender solo de mi.

Hace un tiempo, me acuerdo que decía "Si me ofrecen volver, obvio que vuelvo". Ahora me lo pensaría un poco y tal vez, no regresaría. Me hice mucho daño, pensando en ti. Hace unos días, hice una junta en mi casa y tenía la leve esperanza que vinieses. Una muy mínima. Un 80/20. Y no, no viniste. Te confieso que me dolió como una puñalada. Porque sigo con ese estúpido deseo de intentar comprenderte.

Ayer me escribiste. Yo estaba haciendo clases y esta vez, no te respondí en seguida. Dejé pasar algunas horas, esperé a llegar a mi casa y te tiré como talla, que te había extrañado el sábado. Al menos esta vez, no me quedé con la puñalada adentro. Pasé meses dejando pasar las cosas. Esta vez te enfrenté, a mi manera. Me respondiste, con una evasión y me deseaste feliz cumpleaños.

Fue raro. Te respondí que no era eso lo que realmente importaba. Pero ya comprendí que no tengo la energía para hacerme comprender contigo. Como escribí más arriba, mis entrañas te extrañan, pero son las mismas que están cansadas de luchar por un amor, que no fue...