Esta soy yo

Mi foto
Metropolitana, Chile
Licenciada en Historia y profesora de la misma disciplina. Vivo soñando, amando y recordando. Tengo dos metas en la vida: Viajar y encontrar la plenitud. Comencé este blog en 2011, como una "catarsis", hoy, es mucho más que eso. Enjoy!

sábado, 27 de mayo de 2017

La necesaria red de apoyo y/o contención

Escribo esto por primera vez no con una sensación de angustia y/o tristeza, si no desde la más pura "realidad". El último año, he aprendido muuuuuuuchas cosas, al fin, después de muchas idas a distintos psicólogos, encontré una terapeuta que me comprende y que me ha ayudado a atar muchos cabos sueltos que comencé a dejar tirados, desde hace ya ¡10 años! Diez años, donde abundaron, las incertidumbres, la nostalgia, pero por sobre todo el miedo. 

¿Miedo a qué? A sentir. No solo ese temor que todos sentimos por algo. Yo tenía miedo de perder. Sí, de perder, en todo el significado de la palabra, de la p a la r. Perder a mis seres queridos (sobre todo mi mamá), fracasar en la vida (chau vida exitosa), perder amistades. Y obvio que todo eso lo temía, porque ya sabía de antemano que dolía más que la chucha. Onda, por todas he pasado. Y de eso, como temía, escapaba. 

Hoy estuve en un SAPU, junto a mi mamá, ella tenía unos malestares desde la mañana. Fue a trabajar inclusive, pero dijo que prefería ir al médico que quedarse con la incertidumbre. Nos juntamos allá mismo y entre todas las horas que pasaron, pensé muuuuuchas cosas. Entre esas, una certeza que me ha perseguido desde que murió mi papá, y digo certeza, porque mi mamá se encarga de recordarla/decirla a cada rato. "En este mundo, estamos solas". 

Y ya, yo antes pensaba que mi mamá igual exageraba un poco. Y me reía, de la boca para afuera, pero por dentro, me comía el miedo. Y hoy, en ese mismo SAPU helado, que albergó tantas de mis madrugadas quejándome el año pasado del dolor a la vesícula, estaba yo, ya sin miedo paralizante, pero con una certeza incuestionable. Estaba sola mientras atendían a mi mamá. 

Sí, sola. S-O-L-A. Ahí, con mis miedos, mis aprensiones, mis ansiedades a cuestas. Con ganas de tragarme todo lo que pudiera (eso siempre me perseguirá, insisto). Con ganas de venirme para la casa luego (hay que ser sincera, les juro que cada vez que alguien tosía, yo sentía que un virus estaba más cerca mío). Pero por sobre todo, con ganas de llamar a alguien y decir "S.O.S.". Y no, no necesito apoyo lastimero. Necesito solo que me digan "Estoy aquí, te entiendo". "¿Te llevo un tecito?" "¿Una mantita?"  "¿Te cuento una historia bonita que te distraiga?".

Y no tengo a nadie. Nadie quien me de la confianza de molestarlo con mis asuntos. Y eso sé porque ocurre. La vez anterior que me tocó enfrentarme a una situación parecida, le escribí desesperada a una amiga y en ese entonces, sí era un hecho que podría haber llegado a ser grave si hubiese sido cierto (gracias a Diosito, esa historia terminó bien). La cosa es que le escribí a dicha amiga buscando contención, porque uno de sus progenitores, había pasado por algo parecido. Onda, me refiero a que yo creía que empatía, había. 

Y bueno, no hubo. Yo pensé que mi amiga en cuestión me preguntaría horas después, como seguía con todo. Pasaron 24, 48, 72 horas. ¡Y nada! Yo sabía que mi amiga en cuestión era un tanto individualista, pero aquello, fue super decepcionante. ¿Me quería mi amiga? 

Y ahí es cuando choca lo que yo espero de la gente, con lo que la gente realmente hace por mi. Obvio que no todos estamos en el mismo tiempo, las prioridades de A-B y C, son muy distintas, pero yo creo que cuando uno quiere a alguien, se preocupa por él y como sobrevive (sí, sobrevive) a este tipo de "asuntos". Y parte de esa preocupación, implica contener. Decir, "estoy ahí", soy "tu red de apoyo". 

Cuando alguien me dice "cuenta conmigo", les juro que se gana mi corazón. Por ningún motivo, busco abusar de la generosidad de esa persona, pero saber que "están ahí", me consuela. Me reconforta y me hace sentir que estoy abrigadita, como cuando me cobijo bajo el plumón, en una fría noche de invierno. 

El problema es que muy pocas veces alguien me ha dicho eso en cuestión. ¿Estará sub-valorada hoy en día la contención? 

Ese es mi cuestionamiento hoy. Y solo quiero decirles que esta idea me viene dando vueltas hace rato y si alguna vez les he dicho en vivo/por escrito, "cuenta conmigo", no lo digo solo por cumplir, si no con la más firme convicción de que este tipo de ayuda, a las personas ansiosas como yo, nos sostiene un montón. Onda, soy imperfecta en muuuuuuuchas cosas, pero esa frase, no es solo un cliché más, dicho en un momento de premura.  *****A todo esto, me refiero a las amistades, porque: 1-no tengo herman@s (pienso que alguien que si los tiene, debe buscar ahí el primer apoyo, en este tipo de dificultades) y mis primos/tíos, viven en sus propias individualidades******

¡Cariños!