Después de dos semanas sin escribir, he vuelto. Es primera vez que escribo un viernes en la tarde, tenía toda la intención de escribir ayer jueves, pero llegué a mi casa exhausta y me quedé full dormida.
Han pasado varias cosas, que han producido que este anhelando que este mes se acabe luego. Me da risa pensar en este año, pues hasta el año pasado, mi mes odiado del calendario, era Agosto y el mes favorito era este. Sin embargo, como diría en esa bella canción Mercedes Sosa "Cambia, todo cambia", porque este año resultó ser completamente opuesto.
Este año, en Agosto viví lindas sorpresas, todas las cuales se disiparon desde el primer día de septiembre.
Como que ni el 18' (una de mis festividades favoritas!!) me alegró. O sea, que se entienda que no soy una mala agradecida (...) Me fui a Viña, disfruté con mi familia (mamá, primos), tomé mi brebaje favorito de septiembre: terremoto, pero no comí ni el asado rico ni la empanada jugosa, y siento que me quitaron el dieciocho, jajajaja. ¿Será que siempre comparare el último 18 que viví con mi papito? ¿Será que el polen y el inicio de la primavera (mi estación favorita) me está afectando anímicamente?
Más encima, el lunes cuando iba camino a la ayudantía en la U', me robaron el celular. Yo me dí cuenta, o sea, se quien fue y pucha que me da rabia no haberle echado un par de garabatos, aunque no me lo hubiera devuelto. Ese día, no le tomé mayor importancia, pero al otro sí, porque yo juraba que con el plan, me darían otro aparato altiro. Pero no, los muy zánganos me dijeron que para eso tenía que esperar 9 meses más. Y ahí me quedé, desconectada. Menos mal que la esposa de mi primo, justo cambiaría su celular, que no tiene más de 3 meses de uso y me lo "regalo", pero he tenido muchos problemas de conectividad y mañana deberé ir a la Compañia, a esta altura ya a pegarles (jajaja, broma!)
Ya, pero en verdad, no quiero que este espacio se convierta en el muro de los lamentos. Y como no todo es negro en la vida, este mes si viví algo que me gustó: las Jornadas de capacitación de Mediadores de Lectura, promovida por "Lee, Chile lee", amparado a su vez por el Consejo de la Cultura y las Artes, que les comenté brevemente en la entrada anterior :). Hay tantos lugares no convencionales que son punto de lectura, que estar ahí y conocer más de vuestros proyectos me alegro un montón.
En nuestro país, solemos quejarnos de que la gente no lee, que hay impuestos muy altos a los libros, que no estamos comprendiendo lo que leemos, pero pucha que nos cuesta aplaudir y promover estas instancias que por lo general son a bajo costo o derechamente sin costo alguno. Y no es que esté en contra e este tipo de reclamos, sobre todo, lo referente al impuesto, pero no, nos quedemos en la excusa y barajemos más opciones.
Ah sí, una niña bibliotecaria que había en la Jornada, dijo algo referente al impuesto que me llamó la atención porque tiene mayor fundamento que solo reclamar por el 19 % de Iva, pero que no he buscado para corroborar. Dijo que el problema no era el impuesto específico al libro, si no el monopolio que tienen las 3 grandes cadenas de librería de nuestro país, que su vez se coluden con las editoriales y que era ahi, donde uno tiene que dirigir sus mayores reparos. Esto me suena parecido al caso "farmacias". Una lata, que estos empresarios en nombre de la ley del libre mercado, hagan lo que quieran con salud y con cultura.
En lo referente a la variedad de puntos de lectura, habíamos representantes que iban desde La vega (ejem, ejem. jajaja) hasta cárceles y Sename. Pero lejos, por lejos la que se robo mi corazón, fue el proyecto "Giracuentos". Me saco el sombrero, porque su proyecto ha sido a puro amor y voluntad. Estas lindas lectoras, van de hospital en hospital leyéndoles cuentos a los niños enfermos. ¿Habrá algo más noble y generoso? Su creadora, con quien tuve el gusto de hablar en el catering (oh, que rico estaba el catering!!) es de profesión arquitecta y un día, se le ocurrió que quería hacer algo nuevo con su vida profesional y decidió que en sus horas libres, gestaría este hermoso proyecto, que insisto es por modalidad voluntaria. Me imagino que lo que no ganan en pesos, lo ganan en satisfacción, de ver esas caritas enfermas, pero felices cuando los visitan con sus canasto con campanitas que indica su llegada.
Asimismo, hubo sesiones de trabajo con libros-álbumes. Y ahí entendí porque existimos adultos que aún nos sigue gustando leer libros que en apariencia están destinados a los niños. Ese día, jueves leímos/vimos muchos libros-álbum, pero dos llamaron completamente mi atención. Por un lado, estaba "Caperucita roja (tal como se lo contaron a Jorge)" de Luis María Pescetti, que nos enseña a grandes y chicos a reflexionar en torno al tema de la subjetividad lectora, y también con la obra "El pato y la muerte" de Wolf Erlbruch, que es un libro muy pero muy indicado si es que nuestras familias queremos hablar de este tema que contiene frases como "Yo soy la muerte, soy la única que te acompaña desde el día que naciste". Es decir, por medio del libro-álbum, se pueden tratar diversos temas donde hay una doble significación, ya que se decodifica textual e iconicamente. Desde esa instancia que quiero un libro que espero poder comprar y compartir aquí con ustedes. :D
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El pato y la muerte (No me gustan las calaveras :'( ) |
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La subjetividad en imagen :) |
Y finalmente, en la última sesión nos hablaron sobre los "Derechos del lector", postulado por el francés Daniel Pennac en 1990 y tengo ganas de dejarlos registrado aquí, porque me pareció super chori, aunque sea mundialmente conocido :).
1- Derecho a no leer: Debemos comprender que leer es una decisión, y como tal, depende de múltiples factores, entre ellos, el estado de ánimo.
2- Derecho a saltarse páginas: Debo confesar que muchas veces me he saltado páginas, porque no me aguanto a llegar al final, o bien, porque el libro era tan latero que me vi obligada a hacerlo, esto ocurre sobre todo en la etapa estudiantil, donde se lee por "obligación".
3- Derecho a no terminar un libro: Hay que romper con ese mito intelectualoide que para hablar de un libro hay que leerlo. Es más, hay un libro que se titula "Como hablar de los libros que no se han leído" (Pierre Bayard) , que aunque suene repetitivo, muero por leer, jajaja.
4- Derecho a re-leer: Yo tengo mi autora favorita y hay un capítulo de su obra más conocida, que yo siempre releo, porque estoy segura que me lo escribió a mi, y eso me hace sentir especial jajaja.
5- Derecho a leer cualquier cosa: Siempre lo he dicho, mientras a usted le sirva, tómelo, ábralo, léalo y disfrute su lectura.
6- Derecho al "bovarismo": Cuidado que leer es una ETT (Enfermedad textualmente transmisible)
7- Derecho a leer en cualquier parte: En el baño, en la oficina, antes de dormir, en la micro, en la Vega jajaja. Donde usted de sienta más comod@.
8- Derecho a picotear: Jajaja, esto será muy en primera persona, pero yo Aída confieso que tengo 6 libros en el velador que no he terminado y dudo que pronto lo haga.
9- Derecho a leer en voz alta: No hay nada más lindo que recuperar ese sentido de oralidad de nuestros antepasados, animémonos y desafiemos esa desconfianza/vergüenza que nos da por lo general, leer en público. Aunque yo supere ese miedo el día de mi primera comunión, cuando en la misa tuve que leer el Génesis, jajajaja. A mi me ENCANTA leer ante muchas personas. Lo disfruto :D.
10- Derecho a callarnos: Como era de esperar, este último derecho nos indica que cada uno lee a su ritmo.
Me quedó super largo el post, pero correspondía considerando que estuve dos semanas sin escribir y les juro que ya lo estaba extrañando. Espero poder el otro jueves, retomar "Los jueves de Aída", jajaja. Me encanta este tema del fomento lector, así que no será lo último que escriba de esto por aquí, ojala no haberlas aburrido y que hayan podido llegar leyendo hasta el final.
Cariños miles.