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Metropolitana, Chile
Licenciada en Historia y profesora de la misma disciplina. Vivo soñando, amando y recordando. Tengo dos metas en la vida: Viajar y encontrar la plenitud. Comencé este blog en 2011, como una "catarsis", hoy, es mucho más que eso. Enjoy!

jueves, 18 de enero de 2018

Historias de vida: rechazo amoroso, autosaboteo y demases

Estoy en el trabajo. Llegué hace una hora y aún no puedo concentrarme en nada más que lo que terminé por descubrir anoche. 

Estoy sola en mi casa. Mi mamá tuvo que viajar de manera inesperada a ese pueblucho que odio más que antes, pero que debo reconocer como el origen de mis raíces. Llego del trabajo, tomo un poco de limonada. Me como un muffin de damasco y me duermo. No despierto hasta las 22.00 horas. No he cenado, no he escogido la comida para hoy y mucho menos he preparado la ropa. Asumo que me costará dormirme a la hora que sé que me debo acostar, para llegar lúcida aquí. 

Son las 23.45pm. Decido ir a acostarme. Prendo el ventilador. Conecto los audífonos a la tablet y me dispongo a ponerle play a una película que había marcado la tarde anterior en mi lista de netflix. Me había llamado la atención el título: "Abzurdah" y porque la chica que salía en la portada me parecía conocida. Claro, era la China Suárez. La trama basada en una historia real, retrata el drama de una adolescente que a causa de un amor no correspondido, toma conducta auto-destructivas, tales como, anorexia y otros. Todo bien hasta ahí. O todo mal. Depende la perspectiva. 

Me gustó harto, porque me recordó harto la época del chateo intenso, de messenger, fotolog, pelotillehue y tantos otros. Si, yo chatee harto. Como era introvertida, por esa vía podía "conocer" harta gente. Recuerdo cuando cursaba Primero Medio, con una compañera y amiga de aquel entonces, conocimos a un grupo de chiquillos de un colegio de hombres y claro, nosotras representantes del colegio de monjas en cuestión. O sea, ninguno de los dos grupos, sabía comportarse con el otro género (en el día a día me refiero). 

Mi amiga conoció al grupo en cuestión primero. De hecho como que "anduvo" con el que después "anduvo" conmigo. Pero el grupo tenía de todo: el carretero, el enamoradizo, el intelectual y el más ostracista. Adivinen quién le llamó la atención a esta señorita que escribe. 

Obvio po. El ostracista. ¿Qué es ser ostracista? El que es más aislado. Me enganché de una manera atroz con él. En esa época conocí la música punk (yo, la misma que vivía y moría por ella baila sola y la oreja de van gogh) el ska y tantos otros géneros. Yo creo que me "enamoré", con la intensidad que uno se enamora en la adolescencia. Era bacan, porque pasábamos horas conversando. Con decir que me conectaba tipo 20.00 horas y me desconectaba a las 07 de la mañana del día siguiente. Compartíamos música, historias, dilemas. Después nos dio con mandarnos audios. Un día que mi amiga se vino a quedar a mi casa, nos atrevimos a llamarlo. Una vez, me dedicó una canción de A77aque y me cantó una canción de Víctor Jara. 

Todo parecía perfecto. Compartíamos el mismo signo, la misma postura de vida. Teníamos incluso edades parecidas (solo tenía dos años más que yo). Ocho meses después que comenzó todo "en serio", llegó el momento de conocernos.Escogimos el día de mi cumpleaños número 15. Habíamos compartido muchas cosas, excepto fotos, así que todo quedaba a la imaginación. 

Nos juntamos en un lugar concurrido (era chica, pero no era tan pava). Fuimos al cine (a ver una película malísima) y todo se derrumbó desde el primer momento que nos vimos. No se si fue el miedo o la inseguridad, ya que ambos eramos "socialmente torpes". Desilusionada totalmente, me fui a la Iglesia donde me esperarían mis amigas, para posteriormente celebrar mi cumpleaños. Eso era otra cosa: hice todo esto escondida de mis padres. Al ver a mis amigas, me desplomé y me puse a llorar. Todo muy drama queen, ven?

Llegó el lunes y susodicho adolescente no me hablaba. Me inventé mi propia versión de los hechos. No le gusté, me encontró gorda y fea. O sea, Aída... ¿Quién mierda te va a querer a ti? 
Y si, fue la primera y última vez que me atreví a cruzar el charco y ¿Qué recibí? Un rechazo. Todo esto lo recordé anoche. No se si lo había bloqueado o qué... pero me di cuenta de algo terrible.

Desde ahí en adelante, me he "enamorado" de puros tipos como los que les comentaba ayer. Medio inalcanzables (por físico o edad) y los que son el prototipo de guapos y que por lo general, ya tienen pareja. Y claro, es un mecanismo de defensa. Porque para esto soy tan cobarde que asumo que no es que no me escojan por mi físico, si no, porque ya tienen otra persona a su lado. 

Desde ahí, fui desarrollando conductas auto-destructivas, igual como la chica de la película. Mi rollo no era dejar de comer, si no, todo lo contrario: comer en exceso.  Una especie de auto-saboteo, para parecer lo menos atractiva posible. Un año después de todo esto que les cuento aquí, un weon loco me siguió camino al gimnasio. O sea, mal creí que los hombres "hacían daño" había que huir de ellos. 

El año que recién paso, pude abrirme a la posibilidad de querer retomar mi vida amorosa y ¿Qué he conseguido? Nuevamente auto-sabotearme. Me frustro al no conseguir lo que creo merecer y parte de mi inseguridad, me lleva a convencerme constantemente de que soy muy poca cosa para que alguien se fije en mi. Entonces mejor me refugio en la comida. Ella no me juzga, ella me calma y me comprende. Y lo más importante: no me rechaza. 

Pero claro, eso por algunos minutos tras saborearla. Después viene la culpa. La frustración de no poder controlarme y por todo eso que pasamos las personas que tenemos trastornos alimenticios. Y lo que más quisiera en este momento, es hacerme bolita en mi cama y tratar de asumir - y revertir- todo esto que descubrí, pero bueno, ya no soy la adolescente que podía hacer aquello, así que mejor me voy a trabajar... 

¡Cariños!

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