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Metropolitana, Chile
Licenciada en Historia y profesora de la misma disciplina. Vivo soñando, amando y recordando. Tengo dos metas en la vida: Viajar y encontrar la plenitud. Comencé este blog en 2011, como una "catarsis", hoy, es mucho más que eso. Enjoy!

martes, 12 de febrero de 2019

El amor (no) duele

Hoy quiero hablar de esto:

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No es algo que me haga sentir orgullosa ni mucho menos, pero lo viví en diciembre del año pasado.
Yo, la super feminista, yo, la misma que adora con fervor a Simone de Beauvoir. A mi, me pasó.

¿Y por qué no me iba a pasar?

La situación fue así:

Él quería que fuera a un paseo X de la pega y yo no quería ir, además tampoco tenía derecho a entradas por mi tipo de contrato.
Él hace lo posible por conseguirme entradas y yo le digo que no se desgaste, porque aunque me dieran entradas, yo no quiero ir.
Él insiste y me dice un tajante, en tono pasivo-agresivo:"Vas a ir".
Yo insisto de vuelta y le digo "Ya te dije que NO IRÉ".
Ante mi negativa y viéndose realmente perdido, no encontró nada mejor que agarrar el apoya manos de la ACHS y pegarle super fuerte, contra su propia mano.
Yo, sorprendida (nunca me había pasado algo así) le dije "Me vas a pegar acaso porque NO QUIERO IR"?
Y en ese momento, me cagué de miedo. Llamé a una amiga, me dijo que si, efectivamente es violencia. No lo soñé, no lo exageré. Que huya de ahí. Le conté a otros compañeros de acá y me dicen: "Ay quizás no fue así, él es super calmado". Y si, es calmado cuando le conviene. Y esta es otra característica de machitos alfa golpeadores, hacerse los lesos.
Y desde ese día de diciembre, lo tengo al frente y hago como que no existe. Pero está ahí. Y también ahí están las malditas cosas de la ACHS. El otro día, volvió a pegarle. Estaba "jugando" con otro compañero y le dice "que ganas de pegarle como le pego a esto". Y me paralicé de nuevo.
Y así fue como me convertí en un objeto que hay que pegarle si no quiere hacer lo que el niñito mimado de mamá, quiere.
La violencia hacia las mujeres es así chiquillas. Así de inminente, así de disruptiva, así de dolorosa. Porque me duele. En serio. Me duele conmigo misma, porque le permití llegar hasta ese límite, pero a la vez,me siento orgullosa de haberle puesto freno a tiempo.
Fue mi prueba en contra del amor romántico, que tanto mal me ha hecho.
El amor, jamás duele.

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