La conexión emocional con los lugares

Hoy me dispondré a escribir uno de los temas favoritos para los historiadores (léase en modo sarcástico): la Geografía. ¿A cuántas de ustedes no las hicieron pintar mapas, aprenderse ciudades y características del clima que se olvidaron al instante de entregar la prueba y/o trabajo? A mí me pasó y confieso; me pasa. 

Sin embargo, nuestros queridos amigos geógrafos- incluido ese conocido de la tele, que siempre 

sale explicándonos el origen de los temblores y terremotos- han trabajado y trabajado para hacer de la Geografía una disciplina más amigable con la humanidad. 

Como toda "ciencia" o movimiento que se jacte de tal, la Geografía posee numerosas escuelas y/o paradigmas. Entre estos encontramos:

a) Los neo- positivistas.

b) Los radicales.

c) La geografía humanista.

d) La geografía de la posmodernidad (Y algunas más que son derivados de estas escuelas)

Y en verdad, como es mi menor intención dar la lata (siempre escribo lo mismo, lo sé jajaja) y por ello, solo les comentaré a grandes rasgos mi escuela favorita en Geografía: la humanista.  

Este tipo de enfoque geográfico, tiene su matriz metódica en la fenomenología y el existencialismo. 

Es decir, a grandes rasgos, estudia el valor de las relaciones afectivas, sensoriales y/o simbólicas que

las personas entablan con el lugar donde viven.  Esta escuela que data desde 1960, visualiza el espacio como el espacio "vivido", lugar de experiencia  cotidiana de cada persona. 

¿Qué cosa más linda no? Cuando hace un año en la U' tuve esta cátedra (lo anterior se basa de hecho, en mis apuntes universitarios. Nostalgia, awww.) me sentí comprendida. Yo desde que soy niña, analizo y sobre-cuestiono la relación emocional que yo he llegado a entablar con muchos lugares. Lo que les contaba hace una semana, no se relaciona directamente a esto, pues yo me he decepcionado de las personas de Rengo, no del lugar mismo. Cuando digo esto, pienso que cada vez que paso por la calle que lleva el nombre de mi abuelo paterno, se me llena el corazón de orgullo, con la misma intensidad de la vez que mi papá me llevo la primera vez y se enorgullecía al contarme la historia de mi abuelo boxeador, awww. 

He estado pensando varios días que lugares me conectan directamente con mi emocionalidad y les esbozaré 3  y les contaré brevemente el por qué de aquella cercanía. 

a) Ejército entre Gorbea y Sazié: En mi etapa universitaria, estudié en dos facultades. Mi facultad de Historia, donde estudié 4 años (2008-2011) y la facultad de Educación (2012). La primera, se ubica en la calle Ejército y es esa misma calle, la que alberga mis mayores recuerdos universitarios. Hoy pasé volando por ahí y me transporté a esos días, cuando me iba corriendo del metro Toesca a la Facultad, enrrollandome con que iba a llegar a atrasada o recordando el texto que iba a entrar a la prueba o pensando que me iba a encontrar con "alguien" y que tenía que poner mi mejor sonrisa.  O cuando mi papá me dejaba, afuera de la misma Facultad -cuando entraba a las 8:00 am - y me bajaba dormida del auto y me iba a clases así, jajaja. Y al terminar el "flash-back" se me apretó el estomago y feliz pensaba que siempre que pasara por ahí, podría "viajar" a esos escenarios. 

Mi Facultad queda a la altura donde va el taxi, awww. 

b) Avenida Grecia con los Chercanes: El lugar del accidente, al que solo pude volver realmente hace unos meses. Yo vivo cerca del lugar, pero cuando pude pasar "en serio" (sin taparme la cara o cerrar los ojos) comprendí que el valor simbólico que por las trágicas circunstancias le había otorgado, empezaba a quedar atrás. Aunque obviamente ese lugar, para bien o para mal, siempre será especial. 

c) Metro Baquedano hacia Salvador: En noviembre de 2010 ( :O 3 años ya, como pasa el tiempo!!) tuve una experiencia tan bonita entre ambas estaciones que siempre que paso por ahí, me acuerdo y se me infla el corazón y empiezo a sonreír de la nada. No ando mucho en metro, pero si usted ve a una "jovencita" (jajaja) riéndose sola entre aquellas estaciones, no piense que esta loca ¿ya?  

¿Se ve lindo vacío no? Jajajaja, espero verlo así mañana, 1313. 

Obvio que hay muchos más. De hecho, mientras escribo me acuerdo de algunas salas de la U' que siempre que pase por ahí me traerán bonitos recuerdos. O los que aún no supero, como el Terminal Los héroes... siempre que paso cerca de la Moneda, me acuerdo cuando el último día que fui a hacer clases a Los Andes, tuve que gritar para que no se me fuera el bus y me "aterra" aún, la situación jajajaja. 

Todo esto lo comento, porque hoy se cumple un año que inicie mi viaje pachamamico a Melipeuco, un lugar que sin dudas siempre guardaré en mi corazón por ser uno de los viajes que me ayudaron a superar muchas trabas y a re-conectarme con mi vida antes de tanta pena. Ahí volví a reír a carcajadas, a divertirme sin culpas. Si usted quiere recordar conmigo, puede leer lo que conté de mi experiencia al volver de aquel lugar hace un año aquí y si puede ir y recorrer el lugar ¡hágalo! ya que éste esconde la "magia del sur" en toda su majestuosidad. 

Les dejo fotos, que obviamente hoy he vuelto a revisar.

Para capturar esta foto, subimos un cerro gigante. Ahí vencí mi miedo a las alturas y a escalar :D

En Santa María de Llaima, cuando íbamos a la casa de los lonkos :D

Senderos bellos. 

Carretera: ¿Se imaginan que ese fuera el paisaje camino a la pega? Awww...

El mítico río al que muchas veces he hecho alusión en el blog. Aquí prometí, aquí me liberé. 

¿Y ustedes tienen lugares fijos que asocien a algún momento de su vida? 

Cariños!