Hace bastaaaaaaaante tiempo que no escribo en este humilde blog, sobre mi vida cotidiana. A veces realmente la considero muy "plana" y que no podría interesarle a nadie leer lo que me ocurre, pero después pienso que este espacio también es una ventana recordatoria para la Aída del futuro, así que aquí vamos, con dos días y/o anécdotas que quiero registrar.
Como mencioné en entradas previas, estoy haciendo el curso de conducir (un pendiente hace SIGLOS, y Dios mediante, lo terminó mañana miércoles y confieso que me da un poco de pena, porque ustedes saben, yo odio las despedidas ...) y en alguna próxima entrada contaré más sobre esto, ya que al menos en mi proceso, esto ha sido más que simplemente un cursillo. La cosa es que como todo pendiente, he tenido que enfrentar varios pequeños desafíos y entre ellos, es mover el propio auto de mis papás. En el que aprendí a "manejar", es un city car (o sea, esos autitos pequeños) y el mío es casi una camioneta, así que el peso y las dimensiones son distintas.
Estuve pateando por semanas, ir junto a mi mamá a hacer la ruta parecida a la que hago con el instructor, o sea, donde partió todo, que es una calle super piola y sin casi nada de tránsito, en un lugar de Peñalolén que yo no me imaginé que existía, jajajajaja. Me he dado cuenta que conozco tan poco de mi comuna y habiendo vivido aquí, ya hace 26 años! La cosa es que el domingo, íbamos camino al Persa Bío-bío y mi mamá me dice "Paz, qué tal si nos desviamos y nos vamos a practicar un ratito?" y yo super empoderada (algo mega ultra poco inusual en mi) le dije sin pensarlo mucho dije "Ya pos, vamos!!!". El factor miedo, comenzó cuando me cambié de puesto y me abroché el cinturón. Recuerdo que comencé a apretar el embrague y el pie izquierdo me tiritó como nunca antes ¡ni siquiera para los dos exámenes de grado que dí me pasó algo así! y dije "Wn, si no me echó para atrás y asumo mi miedo, me dará algo". Y le dije a mi mamá "Espera, apagaré el motor y me tranquilizaré". La cosa es que aquí si que ocurrió algo insólito para mi: Suspiré y me dije a mi misma: "Yo puedo, sé que puedo, yo tengo el control, no el auto. El auto es un medio, yo lo mando". Y me empoderé de tal manera que en la siguiente puesta en marcha, pude moverlo en línea recta, superando dos lomos de toro y avanzando alrededor de 500 metros. Nada me diría un conductor experimentado, pero para Aída ultra miedosa y señorita premio honoris causa de la no tolerancia a la frustración, fue un TREMENDO LOGRO. Les juro que la Aída de hace unas semanas atrás, habría dicho "no, puedo, no puedo, no puedo" Y se abría puesto a sollozar, como una nena de 4 años.
Obvio que me merecía un premio, así que seguimos nuestra ruta hacia el Persa y después de mucho vitrinear cachurear, compré lo justo y necesario, porque extrañamente, nada me volvió muy loca. ¿Quizás estoy un poco más consciente con mis gastos? Nah, solo fue el "factor fin de mes", jajajaja.
Así que compré:
![]() |
Una regadera, porque andaba buscando una hace ene tiempo de este tipo y me costó luca. ¿Cómo no traerla? |
Hace ene que no iba al Persa - creo que desde septiembre del año pasado- y me encanta ese barrio, porque lo encuentro demasiado pintoresco. Además a mi papá le encantaba (él un tiempo iba todas las semanas) y conozco varias de sus picadas, sobre todo culinarias, jajajaja. Y bueno, concurrir a Barrio Franklin en general, es como regresarlo un poquito. Y para un alma busquilla como la mía, el bío-bío, vendría siendo como "La meca", jajaja.
Y ayer lunes, antes del mediodía, ya había sonreído dos veces y eso no es muy usual que digamos en mi vida, así que mínimo recordarlo en la posteridad. Lo primero tiene que ver con el curso de conducir igual, pero a su vez, le cumplí un sueño a la quinceañera Aída. Resulta que cuando yo tenía 15 años, me obsesioné con un grupo noventero español, llamado "Cristina y los subterráneos". Me sabía gran parte de sus depresivas y sicodelicas canciones, jajajaja. Y había una que me mataba y era "Dile a papá". Era tan rebelde -yo no lo era así y mucho menos con mi papá, porsia'- que mi sueño era: aprender a manejar y cantar a todo volumen, con mayor énfasis justo en la parte que dice "soy la princesa de la autopista y hasta los polis besan mis pies", jajajajja.
La cosa es que el instructor, anda con un pendrive con música DEMASIADO variada y cuando ya quedaban como 10 minutos de clase y justo cuando íbamos pasando por una de las últimas calles donde caminé con mi papá y la Milita (mi perrita) comienza a sonar la cancioncita. Fue un momento super mágico. Y como tengo harta confianza con el instructor -algo que según yo es esencial en este tipo de aprendizaje, donde los dos arriesgamos la vida, jajajaja- le digo: "Nooooooooooo, Miguel... puedes creer que mi sueño desde la adolescencia es cantar esta canción mientras conduzco?" Cuando pasan cosas así, yo soy super alharaca. En serio, súper. Y él, me dice: "En serio? Jajajaja, llora ahora pos". Y sí, mis ojos se pusieron vidriosos, porque se me ocurrió decir "Papito, donde quiera que estés, al fin puedo cantar la canción con conocimiento de causa". Y sentí una cosita rica en el alma, en el corazón y en la guata. Fue tan lindo el momento, uno de esos que me gustaría "congelar". Fue divino, precioso. Y obvio que cuando terminó, volvimos a ponerle play, y yo en verdad la escuché, todo el santo día, jajaja.
¡¡ Cantemos junt@s!! (Ya, sí... se llama "Voy en un coche", pero me gusta más decirle "Dile a papá", jajaja)
Para que decirles que llegué muuuuy feliz a mi casa, así que acompañé a mi mamá a tomar desayuno (regresé a las 10.00 am) y en una suena el teléfono y cosa rara, contesté yo, porque decía "número privado" y a mi mamá le dio lata contestar. ¿Se acuerdan cuando el año pasado me intentaron estafar telefónicamente? Y casi caí redondita? (Les conté todito en esta entrada). Bueno, ayer tuve mi revancha y al fin, boté toda mi rabia, conmigo y con "ellos".
La conversación fue así:
Estafador: Buenos días, mi nombre es Benjamín Sotomayor, la estoy llamando desde la prefectura de carabineros para informarle de un procedimiento en el que no podemos dar mayor información y necesitamos que si usted es un adulto responsable, responda las siguientes preguntas.
Yo: Dígame (muuy relajada).
Estafador: ¿Ha salido alguien de su hogar? Resulta que hay un accidente donde se ven involucrados 3 automóviles.
Yo: Sí, mi papá (en tono muy "asustada") en su camioneta.
Estafador: Calza justo con uno de los involucrados. (¿Con qué si yo no le había dado ninguna información extra?). ¿De qué color es?
Yo: Roja (casi llorando)
Estafador: Justamente es de ese color (yaaaaaaaaaa). ¿Qué es usted del involucrado? (Pregunta gil, si ya le había dicho que era mi papá, amermelao').
Yo: Soy su hermana (cuando respondí sin pensarlo mucho, caché que yo también la había embarrado, jajajaja).
Estafador: ¿Pero cómo, no puede ser, si usted me dijo que era su padre? (onda entre desconcertado y molesto, el patúo)
Yo: Porque te mentí aweonao' (CTM, CTM, CTM, CTM, CTM). Mi papá esta muerto hace casi 5 años, estúpido, trabajaba educando en la cárcel que tú estas, con el mayor compromiso posible y tu le pagas así, intentando estafar a una familia honrada. Imbécil, CTM, CTM, CTM.
Y corté.
¿Y saben lo mejor? Que mientras le decía todos esos "improperios" y botaba la rabia que tenía acumulada desde el 19 de marzo del año pasado, el estúpido me escuchaba, puesto que sentía su respiración desde el otro lado. Fue bacan, muy liberador. Jajajaja, al inicio de la conversación, le escribí a mi mamá en un papelito la palabra "estafa", para que no le preocupara ninguna estupidez que estaba diciendo. Y la cosa es que mientras le decía esa cantidad de garabatos en la que incluso *Rosa Espinoza* quedaba chica xD, ella se reía a carcajadas. La verdad es que no sé como hubiese reaccionado si la Lucy no hubiese estado al lado mío. Insisto en que todos podemos caer, todos. Les replico toda la conversación, para que nos demos cuenta que la mayoría de las veces nosotros le entregamos toda la información y ellos solo nos hacen caer, porque el factor "miedo + angustia", nos controlan.
A todo esto... ¿Vieron ya la película "Intensamente"? Yo desde que la vi, el martes pasado, no dejo de pensar en cómo nos controlan las 5 emociones principales del film. Y en verdad toda esta entrada, donde afortunadamente reinó "alegría", ha sido reflexionada a partir de esta, jajaja. Si no la ha visto, corra al cine más cercano, porque Pixar esta vez si que la hizo de oro, disfrazando la película para niños, pero en verdad verdad, un adulto la disfruta mil veces más. Vaya, no se arrepentirá...
Agradezco infinitamente a quién llegó leyendo hasta acá, os ador@!
Abrazos!